El curado de tus cogollos de marihuana es una etapa crucial del cultivo que define la calidad de tu material, en este punto tu marihuana puede ser muy buena o quedar totalmente arruinada por un mal curado. La técnica tradicional consiste en usar tarros de vidrio, abrirlo una vez al día para airear y de esa manera pasar algunas semanas hasta curar tus preciados cogollos.

En este caso la técnica de curado al agua consiste en sumergir los cogollos en tarros de vidrio llenos con agua, la idea es disolver todos los sólidos no deseados mientras que el THC y las glándulas productoras de resina permanecen intactos porque son insolubles.

Puedes utilizar agua corriente para esta técnica, aunque lo más recomendado es usar agua de ósmosis inversa porque acelera el proceso de ósmosis que provoca la disolución de los sólidos. La ósmosis es el mecanismo por el que se distribuyen sustancias solubles en una solución a través de una membrana semipermeable (en este caso la superficie de las hojas).

Lo único que necesitas es sumergir tus cogollos en agua durante unos 5 días y dejar que el agua extraiga las sustancias no deseadas mediante ósmosis. El resultado final es una hierba fea a la vista pero que pega mucho más fuerte y te ofrece una de las fumadas más suaves que habrás probado en tu vida.

Tus cogollos tendrán un aspecto menos atractivo a la vista, y apenas desprende olor o sabor, porque las sustancias responsables por las cualidades organolépticas se habrán disuelto. Aunque esto sea un obstáculo para algunos puede ser algo muy positivo para muchos porque podrán fumar en público de una forma discreta sin apenas producir olor.

Además, la fumada será mucho más suave, fresca y saludable con mucha mayor potencia por cada gramo de marihuana. Tendrás tu producto final en apenas 5 – 8 días en contra de los 20 – 30 días del curado tradicional al aire.

Material necesario:

-       Cogollos recién cortados

-       Agua fresca (de ósmosis inversa preferiblemente)

-       Tarros (de cualquier tipo que puedas llenar con agua y cerrar)

Proceso

Corta los cogollos retirando tallos y hojas de abanico, con los restos podrás hacer hachís y mantequilla cannábica para tus comestibles favoritos. Sumerge los cogollos en los tarros llenos de agua. Cierra los tarros o usar algo pesado para mantener los cogollos sumergidos en todo momento.

Mantén el agua a una temperatura entre 18 y 24 grados centígrados para conseguir la velocidad de ósmosis ideal. El agua se irá saturando con sales y azúcares por lo que debes cambiar el agua por lo menos una vez al día, hasta 3 para acelerar el proceso.

Luego de 3 a 7 días el agua será cada vez más limpia hasta que apenas puedan verse restos sólidos, señal de que el proceso ha terminado. Cuelga tus cogollos a secar en mallas o como habitualmente lo haces y será todo, una vez secos estarán listos para fumar.

Los cogollos curados al agua se pueden secar rápidamente sin provocar los típicos efectos secundarios como una fumada muy fuerte o dolores de cabeza.